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martes, 27 de octubre de 2009

Una taza de Cafe

Mientras que el "humito" se despeja de mi taza de café hirviendo, observo la ventana y siento que las gotas de lluvia están escribiendo tu nombre.




Mientras que volteo y miro mi taza de café, una mosca se posa sin permiso sobre la mesa.



Mientras me quedo perpleja y detenida observando el aguacero más allá de ese cristal que separa la realidad de la fantasía dentro de las cuatro murallas que encuadran mi vida, pienso en ti.

¿Quieres tomarte una taza de café?

¡Cómo me encantaría poder compartir contigo aquella galletita por la mitad, que a duras penas he sumergido dentro de mi taza de café!

Revuelvo mi memoria dentro de aquel recipiente y lo soplo sutilmente. Suspiro suavemente y de mi mente no has de salir. Jamás has logrado salir. Jamás he querido que salgas.

¿Quieres tomarte una taza de café?

No pretendo charlar de política. No me interesa hablarte de finanzas. No quiero hablar de religiones. No deseo dialogar acerca del clima. No persigo conversar de la geografía y mucho menos de la Paz Mundial.

Quiero hablarte de lo más importante para mi. Quiero darte aquel discurso que llevo días enteros, meses, años tratando de decírtelo. Deseo expresar a través de las miradas, de los roces de labios, de aquel abrazo infinito todo lo que un día callé y es momento de hablar.

Te hablaré del Amor.

¿Quieres tomarte una taza de café?

-Espera un momento, ¿Ha salido ya el Sol, ó es que me estás sonriendo?-
-....Estoy segura que es tu sonrisa-

Llueve afuera, pero, dentro de mí, la luz de mi sol ahora se ve opacada por el brillo que disparan tus ojos en mi vida. El resplandor de tu sonrisa irradia de luz mi universo.

El diluvio en mi ventana continúa y yo peregrino en segundos por 200 calles y llego a ti. El chaparrón de agua no me impedirá jamás darte cada noche, un suave beso de buenas noches.

Ni la mayor tempestad que se avecine podrá contra la templanza con la que hoy me pondré de pie y me mantendré firme a la decisión de amarte desde que salga la aurora y el alba, hasta el crepúsculo y el ocaso.

¿Quieres tomarte una taza de café?

El vapor de mi Capuccino se ha dispersado, pero tu continúas en mi mente tal cual su sabor. Sigue intacto.

Tomo un sorbo y como cual mágico hechizo, haces malabares con mi vida y juegas con ella como se te antoja de buena manera. Me elevas, me subes, me atas, me desatas, me vuelves a elevar, y así juegas con mi vida y yo soy tan feliz de que juegues con ella.

Posiblemente es que éste sentimiento -como mi Capuccino- tenía ya tanto tiempo esperando que su humo se difuminara en el aire, y su calor se aplacara un poco a ver si así sabría mejor, pero en respuesta inversa, cada vez se hacía más caliente, mas fuerte, mas potente y su vapor se adueñaba de cada esquina de ésta habitación.

¿Quieres tomarte una taza de café?

Ahora es cuando me doy cuenta que es ésta la taza de café que siempre quise disgustar y que no encontraba el momento exacto y perfecto para tomármela. Es ese Capuccino el que dejé suspendido en el tiempo y que ahora llega a mi con olor a Chanel.

Ahora entiendo perfectamente por qué esta taza café que hoy me tomo tiene un sabor diferente en mí.

Ahora entiendo por qué ésta taza de café es tan dulce, tan sutil, tan ligero y tan espeso, tan cremoso y maravilloso.

Ahora entiendo por qué ésta taza de café..

Es porque ésta taza de café.. Eres tu.

Ahora te Pregunto:

¿Quieres tomarte una taza de café... Conmigo?