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domingo, 2 de agosto de 2009

Cuando se Trata

(Antes de Empezar a leer, por favor, deja reproduciendo el video en la parte final).

Los granos de arena se cuelan entre las sabanas blancas de mi existencia donde descansa mi vida y tu vida, mi amor y tu amor.

Las olas del mar rompen contra el silencio interminable entre dos corazones que dejan de latir, dejan de sentir, dejan de vivir.

El sol se esconde detrás de la sonrisa marcada en tu rostro y el mío. Esa sonrisa infinita color Cielo, color Paz, color Alegría. Esa misma sonrisa que me lleva a las nubes y me hacen sentir que sigo viva, aunque ya no lo esté.

La luna apostó a ganar, y perdió contra la luz que irradia tu mirada. Las estrellas se opacaron cuando tus ojos se cerraron. Ya no había luz a mi alrededor.

Abro los ojos y siento que mi corazón sigue latiendo. El tuyo sigue la melodía de los grillos al anochecer. -¿Será ésto el Paraíso?- Pregunta que se repite como disco de vinilo una y otra vez entre los recónditos espacios de mi memoria, mientras que las luces de neón de la ciudad a lo lejos, del otro lado de la isla, me indican que por fin tendré éste segundo de Paz.

Aire puro con fragancia a Coco. Esa esencia que brotan tus poros, y que puedo percibir a metros de distancia, cuando estoy recostada en la ventana comparando tu tranquilidad con el sosiego del mar a las 9 p.m.

Qué rápido se va el día cuando de mirarte se trata.

Le pregunto a las Olas si es posible vivir aquí para siempre, y con un quebrar contra el muelle me responden que mi vida siempre estuvo aquí, "-Gracias por Venir a Buscarte-" Me gritan aquellos granos inquietos de arena que se infiltran por el piso de madera de ésta cabaña al orilla de la playa.

La luna comienza a perder terreno, y el Sol ha ganado otra vez el partido de hoy. Mientras que yo sigo aquí en la ventana observando, detallando, contemplando y estudiando cada centímetro de mi mano junto a la tuya. ¡Qué hermosa realidad!

Respiro profundo y entre el olor a agua salada, arena y coco, se escabulle ese olor a pergamino que me envuelve los sentidos. Tomo el viejo libro con algunas páginas rasgadas que reposa sobre buró. Soplo el poco polvo que hay en su portada y decido leer su página a la mitad. "-Mi Alma, sin embargo, estaba tranquila y mi corazón estaba en Paz. Le apreté la mano y el me Abrazó-".

Vuelvo la mirada hacia la ventana y las gaviotas allá afuera me dicen que comienza un nuevo día. Me levanto de el buró junto al ventanal y me dirijo hasta donde tu cuerpo reposa en silencio, solo puedo escuchar el ruido de tu respiración. Me recuesto y coloco mi cabeza en tu pecho y te abrazo a mi como cual niño pequeño con su juguete favorito.

Qué rápido se va la noche cuando de mirarte se trata.

Comienzas a despertarte, y con un suave beso en la mejilla te deseo los Buenos Días. Entrecruzo los dedos de tus manos con los mios, y me abrazas. Me ves y sonríes y pareciera que el universo conspirara para que todo fuese tan perfecto, mientras que los planetas se alinean y tu con un susurro me devuelves la vida.

Con tu abrazo siento que el cielo y el mar se han unido, ahora son solo uno. Como tu y como yo. Somos uno.

Te levantas y caminas a la ventana, abres las cortinas que dejé entreabiertas para que la brisa de la playa nos arropara en la madrugada. El sol se clava en tus pupilas y volteas hacia la cama. Allí estoy yo. Estiras tu mano y me indicas que camine hacia ti, y en fracciones de segundos estoy allí.

Qué sutiles son los acordes del oleaje cuando de abrazarte se trata.



Podría quedarme para siempre detenida es éste paraíso que son tus brazos, tus manos, tus labios, tus ojos. El Infinito dentro de ti.