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domingo, 3 de mayo de 2009

Sonrio..

Realmente no sé que es lo que me impulsa a escribir ahora. Quizás.. La lluvia.

Por lo visto hoy el día me ha demostrado que para ser hermoso no necesita tener un sol radiante alumbrando mi ventana, ni un clima caluroso provocado por el verano que acaba de llegar.

Me detengo un segundo a pensar sobre mi vida y lo que en ella rodea, mientras que las gotas de lluvia se deslizan por mi ventana empañada en sueños y esperanzas por alcanzar.

Sonrío en medio de la nada de mi habitación. Entre las 4 paredes que encuadran mi universo. Entre esas 4 murallas que encierran una vida y un porvenir. Me detengo y sonrío.

Sonrío porque la vida me ha dado una oportunidad más de obtener lo que deseo. Sonrío porque tengo un ángel cuidando mis pasos, mis días, mis noches, mis tardes, mis mares de silencio, mis desiertos de palabras, mi huracán de incertidumbre, y mi cielo lleno de estrellas alcanzables.

Sonrío otra vez.

Algunas gotas se cuelan por la ventana y hacen un charco dentro de mi aposento entre fantasías y realidades; entre lo inverosímil y lo corriente de mis pensamientos; entre lo ineludible y lo evitable de mis deseos por volar, volar tan lejos pueda, sintiendo como tus alas me llevan hasta el mas infinito sueño convertido en verdad.

Sonrío de nuevo.

Sonrío y recuerdo que puedo Amar. Porque éste terremoto de latidos tiene dos hombres. El tuyo.. y el Mio.

Mientras veo tu silueta dibujada en la pared, siento tus manos rozando mi rostro y tu voz susurrándome al oído que me deje llevar a ese mundo tan irreal pero tan nuestro donde siempre quisimos vivir una vez. Escucho tu latido acelerado, tu respiración agitada; siento tu presencia en mi habitación vacía.

Cierro los ojos y estás aquí junto a mi. Puedo mirarte, tocarte, olerte, oírte, y con un beso logro probar ese dulce azúcar a la cual soy tan dependiente, adicta.

En fracciones de segundos, abro mis ojos y ya no estás. Te has ido. Sonrío otra vez.

Sonrío y me detengo a pensar. Pienso en lo agradable que fue soñar despierta por segundos, porque eras tú mi sueño. Sigues siendo mi sueño.

Sonrío y recuerdo que puedo Volar. Porque éstas alas que llevo en mis espalda solo se despliegan y alzan vuelo si es para ir hasta tu encuentro.

Mientras imagino despegando con la brisa helada y las gotas de lluvia mojando mis mejillas, veo dibujada entre las nubes tu hermosa sonrisa, mas bella que ninguna. Sonrío otra vez.

Jamás había creído en Ángeles. Creía que era efecto de la imaginación tan volátil de aquellos escritores, músicos, poetas y locos amantes de la literatura. Creía que era un personaje ficticio que solo era creado para captar la atención de los humanos.

Que cierto es. Sólo un ángel, un verdadero ángel de carne y hueso, ha podido captar toda mi atención adueñándose de cada una de las partes de mi alma. Eres tu mi Alma. Mi alma libre, abierta, soñadora. Mi Alma aventurera, que ama y odia. Ésa misma Alma que vuela hasta ti y te da un beso en la mejilla cada noche, para desearte dulces sueños.

¿Cómo puedo amar a un Ángel? No sé, pero puedo amarlo, pues siento cómo mi corazón late de una manera inigualable con solo escuchar tu nombrar. Te he comenzado a amar, mi ángel.

Si, Puedo volar. Quiero que volemos con nuestras alas abiertas de par en par.
Si, puedo cantar. Quiero Entonar esa dulce melodía que esconde tu mirar.
Si, Puedo soñar. Quiero dibujar esa perfecta poesía que esconden tus labios.
Si, puedo vivir. Quiero plasmar en letras, lo perfecto del destino y lo asombroso de las casualidades de colocarte ahora frente a mi.

Sonrío otra vez.

Sonrío porque me siento tan fuerte para cruzar selvas, nadar océanos, caminar kilómetros, escalar montañas, y cualquier tipo de obstáculo que esté en el camino, solo para observar, ver y mirar tus ojos fijos a los míos.

En cuestión de minutos, ya he recorrido el mundo con un pensamiento. He viajado desde la China a New York, desde Londres a Caracas, desde Madrid a Buenos Aires, desde Santiago a Roma, Desde Sidney a Estocolmo, y así, recorrí el mundo, el universo, la galaxia y todo el espacio sideral por encontrar una palabra que se parezca a la tuya. No la encontré.

Sólo tu tienes esa magia. Por eso, Sonrío otra vez.

Despierto de mi sueño, y caigo en la realidad de nuevo. Sigo sola en el medio de mi habitación vacía, entre aquellos papeles arrugados en el suelo que jamás te dí, entre aquellas palabras que vociferé y jamás escuchaste, entre ésas lágrimas que lloré y jamás secaste, entre esas sonrisas que reí y jamás reíste, entre esos Te Quieros que dejé, y jamás respondiste.

Sigo aquí con la mirada perdida en mi ventana, alucinando que las gotas de lluvia dibujan tu nombre, tu perfil. Sigo aquí observando como el cielo está gris, cómo los autos pasan despacio detenidos por el agua.



Sigo aquí deteniéndome un momento a pensar en ti. Pensando
en nuestro sueños que están tan encima del cielo, tan distantes
y alcanzables,
y entonces... Sonrío.