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viernes, 26 de septiembre de 2008

Un dia diferente..

Como todos los días, el reloj sonó a las 7:00 a.m., Abrí los ojos y como siempre, volví a ver el reloj para asegurarme de que era la hora de despertarme. Tomé mi celular que estaba debajo de mi almohada y verifiqué los mensajes que tenía. Quité la cobija de mis pies y me levanté.


Al poner los pies en el piso sentí algo diferente. Sentí que el día sería distinto... Y Efectivamente, así fue.

Hoy a pesar de ser un día nublado, siento como hay un sol brillando dentro de mi, como hay estrellas fugaces esparcidas por el gran universo de mi mente, y como hay fuegos artificiales estallando dentro de mi corazón. -Hoy definitivamente será un día diferente- Pensé.

Y tanta razón que tenía.

Caminé por la casa, tomé un baño, desayuné, salí trotar y a la terapia.

Mientras caminaba, podía sentir una brisa fresca en mi rostro, aunque los demás comentaban un terrible "vaporón" en el ambiente. Podía sentir un clima refrescante y un cierto frío en el viento, aunque los demás decían que hacía un calor horrible. Podía caminar con la frente en alto, enfrentando al mundo, sintiéndome dueña del lugar a cada paso de donde pisaba, aunque los demás parafraseaban el hecho de creerme más que cualquiera.

Sin mentir, podía sentir que el mundo lo tenía en la palma de la mano. Una princesa caminando por la alfombra roja hacia mi trono.

Caminando con la mirada alzada y con la frente en alto... te vi a ti.

Inmediatamente te convertiste en el imán mas poderoso de mis ojos, atrajiste mi mirada en un segundo, y tan solo ese segundo bastó para que sedujeras mi corazón y lo cautivaras.

No sé nada de ti, no sabes nada de mi... Pero parecería tan extraño que seas tu la fuente de inspiración de mi día, justo este día donde sentía que todo sería diferente.

Te acercaste lenta y pausadamente, con tu mirada fija en mis ojos, sintiendo como me reflejaba en los tuyos, y tu en los míos, y así, me preguntaste mi nombre.

-Verónica- Respondí, con voz temblorosa mientras tu seguías viéndome, observándome, mirándome, pero de lo que estoy segura es que detallando cada parpadeo.
-Mucho Gusto- Dijiste, guiñando un ojo y a la vez sonriendo; esa sonrisa tan radiante y tan perfecta que podría contemplar por horas enteras.

Pasaron unos segundos en silencio y te fuiste, te marchaste caminando de espalda.. mirando hacia mi.

Me quedé paralizada, no podía moverme, tu mirada, tu voz, tus ojos, tu sonrisa me habían desarmando aquel mundo en el que me sentía hace unos minutos dueña.

Después de varios minutos volví a mi. Recordé que debía seguir caminando, pues tenía obligaciones que hacer mas estaba completamente desorientada por lo que acababa de ocurrir.

Seguí caminando y por alguna razón, si antes sentía el día fresco y el sol radiante, y pensaba que "-si el día no era mio, lo haría mio-" Ahora estaba completamente segura de que era mi día, pues solo esos segundos durante observaba tus ojos, tu sonrisa.. Pude escuchar al Eco de la Vida gritandome en silencio "-Basta de llorar, hay que comenzar a amar-".

¿Destino?, ¿La vida?, ¿Casualidad?.. -¡Qué sé yo!- Me respondía a cada instante. Sólo sé que alguna fuerza sobrenatural te puso allí en la caminata hacía mi aposento de felicidad y fuiste y formas parte de esta sensación extraña de hoy, de mi altiva pero humilde sonrisa, de mi bría pero sincera mirada.

Cómo es que la vida logra cambiar en un segundo, y en un instante puedes ser víctima de la sonrisa y la mirada mas encantadora, atrayente, fascinante, maravillosa, seductora, tentadora, cautivadora, interesante, que jamás había podido observar.

Mientras caminaba podía ver hacia el cielo y aunque estuviese nublado, yo veía estrellas andando y saltando de un lado a otro vociferando conceder todos los deseos que les han pedido; podía mirar a cada persona que caminaba a mi lado y de nuevo volvía la imagen de ti a mi mente.. Se había guardado en mi memoria.

Mi día siguió siendo perfecto, como desde que me levanté, como desde que te vi. Seguía aquel sol radiante, aquel cielo azul turquesa, aquellas estrellas danzando.. Y entonces, te volví a ver.

Tus ojos se cruzaron de nuevo con los míos y en una fracción de segundo, tu imán ya había atraído por completa mi atención.

Esta vez me acerqué a ti, de igual manera, lenta y pausadamente, mientras no quitaba mi mirada de tus labios coloqué mis manos en tu rostro. Con la punta de mis dedos fui rozando cada espacio minúsculo de tu cara hasta que fui aproximando mis labios a los tuyos.. y con solo medio centímetro de separación... Retiré mis manos, y retiré mi rostro.

Esta vez era yo quien se marchaba, caminando de espalda... mirando hacia ti.

De nuevo con esa sonrisa en tu rostro, ahora mas pícara que antes
-¿Volveremos a Vernos?- Dijiste.
Y con un profundo silencio, pero con una mirada clavada a la tuya
-Quizás- te respondí.


«-Hoy definitivamente será un día diferente- Pensé, y tanta razón que tenía.»